martes, 2 de marzo de 2010

Camaleones

Camaleones histéricos me rodean.
El vapor asfixiante se reproduce
en bolsas de humo evanescentes.

El hombre que llega a la ciudad.
Pocas veces entiende.
Pocas veces lo intenta.

Muere asesinada su curiosidad
y el ríe envidioso de los que respiran
el aire de la vanidad intelectual.

Y los camaleones siguen cambiando,
según la histeria del momento,
tratando de iniciar otra ceremonia.

No recuerdan sus compañeros,
solo los momentos de las carnicerías
que pasaron y quieren repetir

Despertá, abri los ojos, salváte,
por lo menos vos, despertá!

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